TENÍA LA
SABIDURÍA QUE DA LA VEJEZ
Sentado
en la puerta de su casa
En aquel
lugar donde el pueblo termina
Allí
donde su casa se junta con el trigo
Allí
donde las amapolas son sus únicas vecinas
Mira al
horizonte, ve moverse el trigo
Mira como
se mueven las espigas
Mira el
horizonte como único testigo
Recuerda
sus años mozos, su cara se ilumina
Su rostro
cansado bajo su boina
Su piel
arrugada por el paso de los días
Recuerda
el arado, arando con mulas
Segando
los trigos, moliendo la harina
Él ve, que la vida como un regalo
La edad
no perdona, porque así es la vida
Ya solo
queda él, de los de su quinta
Ya quedó
solo, en aquella esquina
Me dio
ternura verlo, y hable con él
Me habló
de su vida y de su mujer
Me habló
de la vida de aquellos tiempos
Me habló
de su edad, de lo viejo que es
Tenía
coherencia plena
Tenía la
sabiduría que da la vejez
Fue una
tarde de mucho aprender
Le dije, me dio mucho gusto haber hablado con usted
Le tendí
mi mano, luego me marche
Autor
Jesús Coso